El 11 de noviembre de 2023, el consejo de administración de OpenAI, una de las empresas de inteligencia artificial (IA) más importantes del mundo, despidió a su cofundador y CEO, Sam Altman. La decisión se tomó de forma sorpresiva y provocó una crisis institucional en la compañía.
La noticia se hizo pública el mismo día, causando una gran conmoción en la comunidad tecnológica. Algunos informes sugieren que Altman quería expandir la investigación y el desarrollo de OpenAI, mientras que el consejo prefería centrarse en la comercialización de las tecnologías de la compañía. Otros informes indican que Altman estaba descontento con la participación de Microsoft en OpenAI, después de que la empresa de software comprara una participación del 9,5% en la compañía en 2019.
Altman fue forzado a abandonar el cargo por cuatro miembros de la junta directiva, incluyendo a Ilya Sutskever, científico jefe y cofundador de OpenAI. Estos miembros alegaron que Altman ya no podía ser confiable para liderar la misión de la empresa de construir inteligencia artificial que "beneficie a toda la humanidad".
Sin embargo, después de una intensa campaña de presión y negociaciones, Altman regresó al cargo.
Este drama corporativo ha demostrado los desafíos de conciliar los intereses de los empresarios que buscan beneficios económicos con los investigadores que temen que lo que están desarrollando pueda eliminar empleos o convertirse en una amenaza si las tecnologías como las armas autónomas se descontrolan.
La noticia del despido de Altman generó una intensa presión tanto interna como externa para que fuera reintegrado a su cargo. Durante cinco días, Altman y sus aliados se embarcaron en una campaña para convencer a la junta directiva de que lo reinstalara y para que esta renunciara. Las negociaciones fueron intensas y en un punto, parecía que Altman no sería reintegrado a OpenAI.
Sin embargo, Microsoft ofreció una solución alternativa: contratar a Altman para dirigir un nuevo laboratorio de investigación en inteligencia artificial para la compañía. Por su parte, Altman y los ejecutivos de OpenAI negociaron con Microsoft en las oficinas de la empresa. Durante las negociaciones, los empleados de OpenAI expresaron su apoyo a Altman a través de una carta en la que afirmaban que lo seguirían a Microsoft si no lo reintegraban a su cargo. Más de 700 empleados de OpenAI firmaron la carta, incluyendo a Sutskever, quien expresó su arrepentimiento por su participación en el despido de Altman.
La presión ejercida por Altman y sus aliados hizo que los demás miembros de la junta directiva se mantuvieran firmes en su posición. Consideraron que alentar una rebelión interna era inaceptable y se preguntaron si podría ser ilegal, ya que los empleados tienen una obligación contractual con la empresa y no con su CEO. La junta directiva seguía determinada a que Altman cambiara su comportamiento y tenía preocupaciones sobre sus esfuerzos recientes para recaudar fondos para intereses personales mientras también recaudaba dinero para OpenAI.
Las conversaciones entre las partes continuaron durante varios días y se centraron en la creación de una junta directiva en la que todos confiaran. Finalmente, Altman fue reintegrado como CEO de OpenAI, pero la junta directiva experimentó cambios significativos, incluyendo la incorporación de Lawrence Summers, ex Secretario del Tesoro de Estados Unidos y un ex ejecutivo de Salesforce. Se espera que más miembros se unan a la junta directiva en el futuro, incluyendo representantes de Microsoft y de la comunidad de investigación en inteligencia artificial.
Después de la decisión de reintegrar a Altman, los empleados de OpenAI celebraron su regreso en la oficina de la empresa en San Francisco. Sin embargo, a pesar del alivio y la celebración, el futuro de OpenAI aún presenta desafíos. Durante los próximos seis meses, la junta directiva analizará y potencialmente cambiará la estructura de gobierno de OpenAI, que ha sido objeto de críticas.
Es evidente que OpenAI necesita encontrar un equilibrio entre las aspiraciones comerciales de generar beneficios económicos y las preocupaciones éticas y de seguridad en torno a la inteligencia artificial. La empresa se ha comprometido a crear una inteligencia artificial segura para el mundo, pero la controversia y el caos de los últimos días han planteado dudas sobre si OpenAI podrá mantenerse fiel a su misión original.
La industria tecnológica y el resto del mundo observarán de cerca los próximos pasos de OpenAI. Es fundamental que la empresa demuestre ser una organización confiable y alineada con su junta directiva. A pesar de los desafíos recientes, muchos creen que OpenAI es ahora una organización más valiosa que hace una semana.