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Experimento científico como las abejas se divierten al jugar con pelotas de madera



Un grupo de científicos captaron en video a abejas haciendo rodar bolas de madera, únicamente por diversión, aportando pruebas adicionales de que las abejas podrían experimentar "sentimientos" positivos.


Se sabe que muchos animales juegan, sobre todo los mamíferos de cerebro grande (como los humanos) y las aves. Ahora los científicos creen haber observado un auténtico comportamiento lúdico en las abejas, que fueron filmadas haciendo rodar pequeñas bolas de madera de colores, según estudios realizados previamente.


"Esta investigación es un claro indicio de que las mentes de los insectos son mucho más sofisticadas de lo que imaginamos", afirma Lars Chittka, coautor del estudio y autor del libro The Mind of a Bee (La mente de una abeja). "Hay muchos animales que juegan sólo para divertirse, pero la mayoría de los ejemplos proceden de mamíferos jóvenes y aves".

Según los autores, el comportamiento lúdico suele dividirse en tres grandes categorías. El juego social consiste en interacciones lúdicas entre animales, por lo general jóvenes que participan en peleas. Por ejemplo, hay pruebas anecdóticas de estudios anteriores (uno se remonta a 1820) sobre el juego social entre hormigas y avispas jóvenes. El juego locomotor consiste en correr, saltar o realizar movimientos similares intensos y sostenidos que no están asociados a un propósito concreto. El juego con objetos consiste en manipular un objeto como si fuera un juguete.


El grupo de Chittka realizó un estudio previo en 2017 en el que demostraron que las abejas podían ser entrenadas para hacer rodar pequeñas bolas de madera con el fin de recibir una recompensa. Pero también observaron casos en los que las abejas optaban por hacer rodar las bolas incluso cuando no había una recompensa o beneficio obvio. Las bolas se habían colocado en un túnel que conectaba la colmena con la arena experimental donde estaba la comida. Varias abejas pasaron por encima de las bolas o se detuvieron a rodarlas en su camino de ida y vuelta desde la comida.


No es fácil diseñar un experimento que demuestre de forma concluyente que las abejas (u otros insectos o animales) tienen un comportamiento lúdico específico. No basta con preguntar a las abejas si se divierten. Deben cumplirse cinco criterios básicos.


En primer lugar, el comportamiento no debe realizarse para conseguir comida, atraer a la pareja o encontrar refugio. En segundo lugar, el comportamiento de juego debe ser "voluntario, espontáneo y gratificante en sí mismo", en lugar de estar asociado a una recompensa de algún tipo. En tercer lugar, las acciones motrices para el comportamiento de juego deben ser diferentes de las acciones realizadas cuando se busca comida o se intenta aparearse. En cuarto lugar, la conducta de juego se repite, pero no se estereotipa, para diferenciar entre una ocurrencia única y un tic habitual. Por último, el juego debe iniciarse cuando el sujeto está relajado, para distinguirlo de comportamientos relacionados con el estrés, como pasear o caminar, que se observan a menudo en animales de zoo enjaulados.


Para estos nuevos experimentos, los investigadores siguieron un esquema similar. Colocaron 45 abejas en la arena y les dejaron elegir entre caminar en línea recta hacia una zona de alimentación o desviarse por una zona con bolas de madera de colores. Incluso cuando terminaron de alimentarse, la mayoría de las abejas (37) eligieron rodar bolas durante al menos un día más y 29 rodaron bolas durante dos días más después de alimentarse. Las abejas rodaron las bolas entre 1 y 117 veces a lo largo del experimento, lo que sugiere que al menos algunas de ellas encontraron gratificante esta actividad.


En un segundo experimento para determinar si se trataba de un juego, otras 42 abejas tuvieron acceso a dos cámaras codificadas por colores, una de las cuales estaba vacía y la otra siempre contenía bolas de madera. A continuación, se retiraban las bolas y las abejas podían elegir en qué cámara pasar el tiempo. Mostraron una marcada preferencia por la cámara con un color que se asociaba previamente con las bolas de madera. Un tercer experimento reveló que las abejas más jóvenes lanzaban bolas con más frecuencia que las abejas mayores y que las abejas macho lanzaban bolas durante más tiempo que las abejas hembra.


En conjunto, los autores sostienen que el comportamiento de las abejas en sus experimentos cumplía los cinco criterios básicos del juego. "Es ciertamente alucinante, a veces divertido, ver a los abejorros mostrar algo parecido al juego", dijo el coautor Samadi Galpayage, estudiante de posgrado en el laboratorio de Chittka. "Se acercan y manipulan estos 'juguetes' una y otra vez. Esto demuestra, una vez más, que a pesar de su pequeño tamaño y diminuto cerebro, son algo más que pequeños seres robóticos. De hecho, pueden experimentar algún tipo de estado emocional positivo, aunque sea rudimentario, como hacen otros animales mullidos o no tan mullidos, de mayor tamaño."

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